viernes, 29 de abril de 2011

Los misterios de la obra pública

Con ese artículo corro el riesgo de no poder ser nunca contratista del gobierno, lo cual repercutirá en mis ingresos a futuro, pero hay veces que es necesario difundir cosas que de sabidas ni se mencionan.
La obra pública es el negocio mas remunerativo para la construcción, todos los del gremio soñamos con ser proveedor del gobierno en obra grande, y no porque sea la mejor pagada o la mas interesante o sencilla, sino por las grandes posibilidades que da de aumentar la cuenta bancaria sin riesgos y con un mínimo esfuerzo.
Esto viene de las notas que he leído respecto al insultante precio que se pagó por el nuevo edificio para el senado y la indignación que causa en muchos de nosotros.
En teoría, la obra pública se debe asignar por licitación cuando excede determinados monto (en el caso de este edificio es obvio que debió ser licitación), es decir, se hace un concurso entre las empresas constructoras que estén empadronadas como proveedores del gobierno bajo determinadas bases; se presenta la propuesta en sobre cerrado y al cierre del periodo determinado para la presentación se abren todos los sobres y la propuesta mas baja que cumpla con todos los requisitos del concurso (la falta de un solo formato causa descalificación) obtiene el contrato. Es difícil ganar estos concursos, ya que los precios deben ser muy bajos, las empresas deben demostrar solvencia y estar perfectamente constituidas con un equipo técnico de primera.
En la práctica las cosas son diferentes: los concursos están decididos desde antes de la licitación y todos los participantes lo saben, los que no serán elegidos hacen su propuesta de acuerdo con el "ganador" quien les da los precios mínimos que deben presentar para que no ganen. No pierden su tiempo porque así como presentan 20 propuestas perdedoras, siempre hay obras que ya tienen asignadas y los otros cumplen su parte como buenos amigos. Hay para todos, eso si.
La otra parte del negocio, la que deja dinero, está en los "extraordinarios". El presupuesto base que se licita nunca cumple con el 100% de los trabajos que se necesitan, así que no hay problema con presentar precios ridículamente bajos, los conceptos extraordinarios, al no estar sujetos a un tabulador ya determinado, pueden ser exorbitantes, así si en el presupuesto original no había chapas para puertas, se presentan como extraordinarias a cincuenta mil pesos cada una y asunto arreglado. También los volúmenes de obra se pueden manejar ¿quien puede decir a ciencia cierta si se usaron 320 m3 de relleno o 330? Nosotros como constribuyentes no. Otra manera de "emparejarse" es con los cambios de proyecto ¿el usuario dice que no le gusta la pintura rosa? no hay problema, la cambiamos por verde y esta nueva cuesta el 200% que la original.
Sobra decir que las empresas que participan en estos "negocios" son de los amigos, primos, sobrinos, compadres, cuñados, etc de nuestros ilustres legisladores, secretarios, directores de área y a veces hasta del chofer y estos no los ayudan por puro amor filial, parte del ingreso de los extraordinarios va a parar a sus cuentas. Todos felices.
La ley de transparencia ni a placebo llega, porque al menos yo he tratado de ver los presupuestos con los que se pavimentó una avenida muy importante en Guadalajara y no lo encuentras por ningún lado, los espectaculares dicen que se invirtieron "x" millones pero yo no tengo idea de como se distribuyeron.
Habría que buscar una alternativa para conocer estos gastos, ya que como siempre, es nuestro dinero y lo menos que podemos exigir es que se nos diga como se está gastando y si consideramos prioritario que se construya un edificio carísimo para los legisladores o preferimos que se arreglen los agujeros de las avenidas o se equipe una escuela que tiene 20 años con banquitas de lástima; además de que estamos en todo nuestro derecho de saber y autorizar o no que nos cobren los trabajos al doble de lo que valen para que alcance para repartir entre todos los "amigos" y nosotros sigamos como siempre, aguantando las patadas.

jueves, 14 de abril de 2011

¿Que vas a ser cuando seas grande?

Hoy vi de pasada un artículo en T1MSN que se titula "Las carreras mejor pagadas". El mero título me hizo recordar un artículo de hace al menos 20 años donde se hablaba de ese tema y hoy es mas vigente que nunca.
Cuando somos jóvenes, nos hacen pruebas de intereses y aptitudes donde el resultado nos dice que nos gusta y para que servimos, teóricamente ese resultado nos dará una idea de que carrera debemos seguir (si es que alguna hay que seguir, pero de eso platicamos en otro momento) porque será la idónea dadas nuestras capacidades y gustos.
En la práctica, el estudiar alguna carrera obedece ya no a gustos ni intereses mucho menos capacidades (con el nivel que tiene la preparatoria en nuestro país, apenas salimos capacitados para envolver regalos y escribir con buena letra), obedece a cual será la que nos haga ganar dinero de preferencia con el menor esfuerzo posible.
Esta posición por supuesto es alimentada por todos: desde la publicidad que nos dice que triunfar en la vida es tener camioneta, casa con jardín y tres perros, pasando por la familia que muchas veces te dicen "¿te quieres morir de hambre?, de eso no se vive" hasta los desconocidos que si te ven pasar en tu VW y despeinado te ven con cara de "eres un muerto de hambre".
Las carreras universitarias y hasta las técnicas se eligen, en el 90% de los casos, de acuerdo a la supuesta demanda en el campo laboral y al prestigio social que esta representa; así si alguien tiene tremendas capacidades para la enfermería, prefiere estudiar medicina, porque "viste" mas (hasta doctores se dicen), si alguien es excelente para desarmar y arreglar una computadora estudiará ingeniería en sistemas y no técnico en reparación de computadoras (que al final será lo que termine haciendo). La otra razón por la que se elige una carrera es por inercia; como por un lado nos dicen que hay que estudiar y por otro que las ciencias exactas son muy difíciles, el resultado es que la mayor parte de la gente que estudia áreas administrativas lo hacen por flojera.
Nos hemos dejado llevar por la publicidad y lo que se espera de nosotros y como lo que se espera es que "triunfes en la vida", elegimos la carrera que supuestamente nos hará ganar dinero; esto resulta en profesionistas mediocres que sólo buscan el sueldo con el menor esfuerzo posible, gente que considera que el trabajo es una maldición y se pasan los días esperando vacaciones y puentes. Con ese nivel de compromiso es explicable la mediocridad que nos envuelve.
La conciencia que tenemos que crear es que triunfas en la vida cuando eres feliz, y eres feliz cuando haces lo que te gusta todos los días de tu vida. Los adultos pasamos en promedio 9 horas trabajando ¿no sería ideal que esas 9 horas fueran disfrutables? Por supuesto en este artículo no hablo de los obreros, quienes difícilmente tuvieron la oportunidad de decidir si querían empacar huevo o vigilar cajas de cereal, hablo de los profesionistas que tuvimos todas las oportunidades del mundo para elegir a que nos íbamos a dedicar en nuestra vida adulta y por pereza o ignorancia tomamos muchas veces una decisión errada.
Hemos de educar a nuestros niños y jóvenes para que decidan de acuerdo a sus intereses y no al del dios dinero porque un profesionista que elige su carrera porque eso es lo que le gusta mas en la vida, será competente, hará las cosas con entrega e interés y no sólo por cumplir con el requisito y una persona que hace lo que le gusta para vivir tiene mas posibilidades de hacerlo bien con un menor esfuerzo lo que lo llevará a una vida con menos preocupaciones al respecto y espacio para pensar que es algo que se supedita al tiempo y las ganas que sobren.
En la medida en que nuestro trabajo deja de ser una carga y un sacrificio, nuestra mente está mas relajada y abierta para ver el mundo, para pensar en otras cosas y hacer reflexiones que inevitablemente nos llevan a analizar nuestro entorno, encontrarle los fallos y tratar de mejorarlos.

miércoles, 13 de abril de 2011

Memoria mexicana

Hace unos días platicaba con alguien respecto a los movimientos sociales que tenemos; yo toda esperanza decía que parece que estamos cerca de lograr algo, pero me recordaron algo tristemente cierto: tenemos mala memoria colectiva.
Voy para atrás y recuerdo el primer movimiento fuerte que me tocó, el de los Zapatistas. Yo estaba en la universidad y hacíamos colectas, se organizaban brigadas para llevar las cosas a Chiapas, se traían de regreso artesanías para vender y seguir recaudando; muchos profesores donaron sus bonos y vales de despensa, en fin, parecía que estábamos todos en el mismo canal, dispuestos a llegar al final con ellos. Hoy, después de casi 20 años ¿que ha pasado con ellos? ¿quien sigue la pista de ese movimiento que fue tan relevante?
Otro tema que recuerdo, mucho mas reciente pero que también nos paró de uñas fue lo de la guardería ABC; aún circulan algunos escritos al respecto, todavía hay gente indignada, pero evidentemente ya no tiene la fuerza que hace un año.
¿Que podemos decir de la Reserva de la Biósfera? Cuando el patán de Fox decidió que era buen negocio vender las zonas selváticas de la Riviera Maya hubo protestas, movimientos de solidaridad hacia los campesinos de la zona quienes fueron echados a bala limpia de sus pueblos. Ahi está el parque protegido por SEMARNAT que no pertenece a México. ¿quien se acuerda de ellos?
Hace un par de años nuestra ilustre Cámara decidió que su edificio era muy feo y viejo, no podían trabajar ahi, además eso de entrar al centro del DF todos los días es muy complicado, así que decidieron que había que hacer uno nuevo, bien equipado con jacuzzi y gimnasio para que puedan trabajar como se debe. Lo mismo, gritamos, pataleamos, pero ya está terminado, hoy lo inauguraron sin que nadie se volviera a acordar de la molestia que nos despertó.
Hoy somos solidarios con el SME, estamos hasta las orejas de las Muertas de Juárez, de los asesinados de Tamaulipas y de las encarceladas de Guanajuato ¿por cuanto tiempo? ¿cuanto mas vamos a ser parte de su lucha? Nuestro etílico gobierno le apuesta a lo mismo que los anteriores: la mala memoria. No importa que porquería nos hagan ni decisión de quien sea, eventualmente olvidamos las afrentas, se nos quitan las ganas de pelear, las aguas se asientan solitas y estamos listos para el siguiente abuso. Como individuos somos capaces de recordar si alguien nos ganó el lugar de estacionamiento, o si un hermano nos vendió al perro, podemos guardar rencores baratos por años y morir sin perdonar a la vecina que tiró a la basura el pastel que le regalamos; pero las cosas que nos afectan de fondo, los abusos sobre todos como pueblo, las cosas vaya, que realmente importan, las dejamos pasar, encontramos fácilmente otro tema sobre el que volcar nuestro coraje y frustración y seguimos permitiendo tener un pie en el cuello toda una vida.
Es hora de no dejar pasar, es hora de recordar, de apelar a nuestra memoria selectiva y traer de vuelta todas esas cosas que por años hemos olvidado. Si nos sumamos Zapatistas, deudos del norte, padres lastimados, huérfanos aleatorios, sindicalistas en paro y el resto que aún no somos uno de ellos pero que en cualquier momento podemos serlo, entonces podremos hacer algo por reivindicarnos ante nuestros ojos, podemos quizá demostrar que no somos un saco de entrenamiento que nunca regresa el golpe. Muchos de ustedes tendrán hijos ¿esto es lo que les quieren heredar? ¿esa vida es la que les va a tocar? si seguimos teniendo memoria a la mexicana será lo mas probable y por supuesto lo mas injusto.

sábado, 9 de abril de 2011

Mujeres brillantes

No se asusten, no voy a soltar un rollo sobre las mujeres ilustres que se han hecho famosas, ni sobre improbables heroínas o abnegadas mártires; quiero hablar un poquito sobre el montón de mujeres que pasan desapercibidas a nivel internacional y que están pasando un verdadero viacrucis en este siglo.
Por años se nos ha educado para mantenernos en una órbita un tanto limitada (que no fácil) y definida. Pese a que las originales mujeres de los 60's nos hicieron favor de ampliar las opciones aún cargamos con una cantidad tremenda de nociones alienantes y hemos sido lo bastante despistadas para además de agarrar las nuevas posibilidades conservar las anteriores; es decir, el doble de trabajo por el mismo sueldo (en la sociedad se le llama estúpido). Ahora además de integrarnos a la comunidad económicamente productiva seguimos atendiendo eficientemente (en muchos casos) las actividades "propias del hogar" (y como dicen por ahi, subidas en tacones).
Antes de seguir hago una pausa para aclarar que esto no es una elegía a las mujeres ni estoy en la posición de alabarnos, es digamos, el preámbulo para llegar a mi punto.
Lo malo de todo, como buenas principiantes, es que nos equivocamos garrafalmente en las actitudes que tomamos. Como salimos valientemente de nuestras casas a enfrentar el mundo rudo y despiadado antes exclusivo de los hombres, creímos que debíamos adoptar posiciones que imaginamos eran masculinas, nos investimos con la capa de duras, fuertes, irreverentes; nos volvemos despiadadas (mas con otras mujeres, son la competencia), tratamos con condescendencia a los hombres (pobrecitos que se les quema el agua y no pueden coser un botón) y jugamos a ser superiores; resultado: nos volvemos de piedra a los ojos del mundo, damos miedo porque tradicionalmente las mujeres somos mas brutas que los hombres (hay pocos casos documentados) y hemos demostrado que la estupidez es lo mas democrático del mundo, no es privativa de un género.
¿Como no se van a asustar los hombres? Pese a que muchos de ellos crecieron en una casa con una mujer "al mando", la sociedad sigue diciendo que nuestro papel es cuidar la casa (no he visto un sólo anuncio de lavadoras o detergente protagonizado por un hombre), tener bebés y ser feliz porque hicimos agua de limón de sobre que sabe a limón de verdad.
Y¿que hacemos? Nos agarramos de nuestra imagen de fuertes e independientes, rechazamos hacer la cena porque no somos sus sirvientas y gritamos nuestros derechos a los cuatro vientos (que realmente deben ser los mismos que los de los hombres porque se llaman derechos humanos).
Todo eso nos provoca un nivel de tensión de locura y terminamos neuróticas y frustradas porque también es cierto que en el campo profesional estamos un tanto limitadas por el género; un ejemplo que tengo a la mano: todo mundo me ve con cara de bicho raro porque si bien en mi profesión habemos muchísimas mujeres, muy pocas hacen lo que yo: viajar a la ciudad donde haya trabajo por el tiempo que lo haya, los hombres en mi ramo lo hacen todo el tiempo pero sus esposas se quedan en casa a cuidar niños, las mujeres de mi profesión normalmente se quedan en sus ciudades y ejercen en la parte que no requiere andar de judío errante.
Si que es complicado ser mujer en este siglo pero nosotras lo hemos empeorado tratando de dejar de serlo. Como decía yo en otro artículo, tenemos características de género pero las hacemos a un lado para tener las mismas oportunidades que los hombres. Lo malo es que no podemos ignorarlas y se vuelve una lucha contra nosotras mismas y al final terminamos agotadas de tratar de matar nuestro lado femenino (y no se muere).
Por eso le digo a todas las mujeres brillantes que me rodean: somos mujeres, tenemos características y actitudes de género; usémoslas para ser felices, para al mismo tiempo que ejercemos una profesión tengamos una vida plena en cuanto a relaciones humanas (y particularmente con los hombres) No es vejatorio cocinar o bordar, son hasta terapeúticos y no tenemos nada que demostrarle a los hombres. No es pecado llorar como tampoco lo es corregir a un hombre. Ustedes, las mujeres brillantes de este siglo ya tienen parte del camino andado por nuestras madres y abuelas, sólo hay que aprender a aprovechar nuestras posibilidades dadas por la naturaleza y olvidarnos de la competencia de género. Somos diferentes y hemos convivido por siglos, podemos hacerlo sin perder nuestras ambiciones, deseos y necesidades. Cuando nos olvidamos de esa mezquina competencia, abrimos los ojos y nos damos cuenta que ambos géneros seguimos necesitándonos; sólo tenemos que adaptarnos mutuamente y aceptar lo que tanto peleamos: somos iguales en muchas cosas, ni superiores ni inferiores.

Educando en el siglo XXI

Antes de que alguien me brinque, aclaro que no pretendo dar con la panacea de la educación, ni decirle a nadie como hacer su trabajo; sólo observo.
Nosotros, los niños del siglo pasado somos los padres de los niños de este siglo. Por supuesto que las condiciones sociales son diferentes pero ¿que hicieron nuestros padres que nosotros no logramos hacer? ¿que nos pasó en el camino que no entendimos lo que ellos hacían? Dice mucha gente que nosotros crecimos reprimidos por una educación tradicional; yo diría que crecimos con educación, la que sea, pero alguien se tomó la molestia de prestarnos la atención necesaria para ello. Otros dicen que la información está ahora al alcance de los niños y no se puede controlar, pero nosotros no crecimos en una cueva y, aunque no había internet, había otras maneras de accesar a la información y muchas veces mas cercana porque fuimos niños que salían a la calle, con todos los riesgos que esto implicaba en ese momento.
Desde donde yo lo veo, el asunto es mas simple: en los últimos años los padres no educan, avalados por supuesto por la publicidad que sólo trata de vendernos cualquier cosa. Ahi les van unos cuantos ejemplos:
Los niños tienden a meter nos dedos en los contactos eléctricos (y en general en todo, están aprendiendo a relacionarse con el mundo); cuando nosotros fuimos niños nos enseñaron que eso no se hace porque duele (bueno mata, pero a un niño ese concepto le es ajeno, el dolor es mucho mas entendible) ahora venden unos tapones para cubrirlos, de esa manera los padres no tienen que andarse ocupando de enseñarles a cuidarse.
En nuestra infancia nos llevaban a un restaurante y tenían que hacer mil cosas para entretenernos porque la inactividad aburre a un niño, entonces platicaban con nosotros, nos enseñaban a comer un camarón sin embarrarnos, a usar el tenedor como tal y no como trinche y a beber del vaso sin tirarnos el contenido encima; ahora los "fast food" te ahorran el problema: no hay cubiertos, los vasos tienen tapa y popote y la mancha de catsup en la ropa es hasta normal; por si fuera poco, hay jaulas con juegos donde los niños trepan, corren y gritan entre bocado y bocado sin molestar a sus padres, no hay la menor necesidad de prestarles atención (salvo en el caso de que se caiga de cabeza y llore, si no llora, mejor).
Hoy los niños se sientan frente a la tele o la consola de juegos, porque es peligroso andar en la calle; de acuerdo ¿cuantos padres de hoy se soplan los programas infantiles? el niño en su tele y papá y mamá en la suya o haciendo cosas "importantes". A pesar de que nosotros también crecimos con videojuegos (Atari, Intelevision, Nintendo) hay montones de padres que me dicen "yo ni le entiendo a esas cosas que juega mi niño" "los videojuegos me aburren" así que si el niño decide jugar a ser un asesino serial o un delincuente común, los padres ni se enteran; mientras el hijo esté sentado sin molestar, no hay problema.
Y creo que con estos ejemplos llegamos al punto que creo es el meollo del asunto: los niños crecen como la hierba, sin atención, sin padres que se tomen la molestia de hablar con ellos, de conocerlos, de educarlos; hoy los padres tienen ambiciones, sueños, retos y no van a abandonarlos por educar hijos; hoy el egoismo ha alcanzado proporciones ridículas porque por egoismo tenemos hijos y por egoismo los dejamos a la deriva; hemos olvidado que todo tiene consecuencias y que debemos estar dispuestos a pagarlas: si quiero tener un hijo, tengo que valorar todo lo que ello implica, el precio que tengo que pagar por él y no tomarlo como un sacrificio sino como la justa retribución al cumplimiento de un deseo satisfecho.
Obviamente en este artículo no me refiero a los niños de las familias mas pobres (de esos platiqué un poco en "Los Niños del Narco") sino de las clases media y alta. ¿Cual es el resultado de esta manera de "educar"? Niños desubicados, niños incapaces de convivir en una sociedad, niños que no conocen límites o consecuencias, niños que no conocen a sus padres, niños que no son capaces de hacer esfuerzos. Esos niños son los próximos adultos y si nosotros, con todo lo que trataron de hacer nuestros padres por educarnos estamos haciendo tan mal eso mismo ¿que esperamos de la siguiente generación? ¿Ustedes se pueden imaginar a un actual niño como adulto y padre? Yo no, o mas bien no quiero porque la imagen no es nada alentadora.

miércoles, 6 de abril de 2011

Las Uvas de la Ira (reseña)

Hace como un año escribí sobre este libro para un proyecto que se nos quedó a medio camino. Hoy traigo de nuevo a mi memoria aquella reseña porque cada que veo las notas de algunos compañeros, las fotos clandestinas que se cuelan por la red, los comentarios que hacemos, recuerdo este libro porque parece que hoy está mas vigente que nunca.
Tom Joad acaba de salir de la cárcel y va en busca de su familia. Al llegar a la vieja propiedad de sus padres, granjeros por generaciones, se da cuenta que el pueblo y el estado en si están casi vacíos, entonces se entera que los granjeros han perdido sus tierras en manos de los bancos al no poder pagar los préstamos pues las cosechas han sido malas. Así, la familia Joad emprende un viaje para atravesar todo su país en busca de una oportunidad pues según se corre el rumor, en el Este, hay trabajo como peones o recolectores en maravillosos campos donde les dan vivienda a las familias. Al llegar, se dan cuenta que no es así, que la miseria se arrastra por todo el país y antes que ellos hay miles que emigraron en busca de empleo, casa, comida; con tal volumen de hambrientos, los dueños se dan el lujo de obtener mano de obra por exclusivamente la comida apenas indispensable para no morir.
Dentro de este ambiente, la ira fermenta en la cabeza y corazón de los inmigrantes, quienes son tratados como objetos por los patrones, temidos por los residentes locales y despreciados por las autoridades; gente que lo único que busca es trabajo y un lugar para vivir, hombres y mujeres que una vez fueron independientes y fuertes y ahora se arrastran tras migajas para alimentar a su gente hasta llegar al punto de la rebelión contra aquellos que en su avaricia los despojaron de lo mas básico hasta llevarlos a la desesperación y el límite de la humillación.
Las Uvas de la Ira es una novela de inicios de siglo XX, ubicada en EUA; pero lo mas escalofriante es que sin este dato, bien podemos pensar en Chiapas, Oaxaca, Michoacán o cualquier otro estado de la república que se les antoje. Esto es lo que estamos viviendo, esto es lo que no sale en el noticiero, en las encuestas, en el censo; esa multitud de gente que lo único que quiere es trabajo para vivir y a la que se le niega hasta eso; es una pena que no hayamos evolucionado un ápice en mas de un siglo y que no aprendamos de la historia repitiendo las mismas acciones que han provocado todas las revoluciones, todo porque además de todo, los humanos somos soberbios, sabemos que le ha pasado a todos los opresores, a todos los grandes imperios pero la fórmula "a mi no me va a pasar porque yo soy mas listo" parece ser la mas difundida.

martes, 5 de abril de 2011

Dinero ajeno

Todos hemos pedido un préstamo, todos hemos tenido un crédito y leyendo algunas notas de amigos que hablan de la corrupción en los bancos me pongo a pensar en ellos.
No necesitan de corrupción para ser ladrones, porque esa es la palabra y sin eufemismos; el banco es el negocio redondo con permiso para robar ¿de que otra manera se le puede llamar?
Al parecer en México es donde se roba mejor porque las tasas de interés son verdaderamente obcenas; ascienden hasta al 40% de lo prestado, cuando en otros paises el 18% ya se considera altísimo; como es frecuente, parece que somos los únicos que permitimos ese abuso, con la alegre inconciencia que nos caracteriza.
En teoría, un banco debe demostrar poseer cierto capital para operar, pero en la práctica, yo me pregunto ¿que pasaría si todos los clientes decidiéramos retirar nuestro dinero de las cuentas al mismo tiempo? simplemente no habría manera, porque en la realidad los bancos operan con dinero ajeno; lo que nosotros mantenemos en las cuentas es lo que se presta a los incautos o necesitados que piden créditos, sin que a los simples mortales que guardamos nuestros centavitos en el banco nos toque algo del tremendo interés que se le cobra al "beneficiario" del crédito; por si fuera poco, nos cobran hasta por hacerles el favor de darles con que hacer negocio porque cheques, disposciones en cajeros automáticos o ventanillas, reposiciones de tarjetas y a veces hasta el estacionamiento nos cobran, como si nos hicieran el favor de guardarnos el dinero.
Si compras una inversión la cosa no mejora, porque el interés que te pagan es ridículo, ni siquiera alcanza a compensar la inflación y además tienes la obligación de dejarlo en sus manos por meses y no puedes tocarlo, bajo el pretexto de que ese es el que invierten (como si el de la cuenta corriente estuviera sentadito y cantando) y mientras mas tiempo les das para "moverlo" mas ganancia te reporta. En un sistema ideal así funciona la cosa pero sabemos que no es así.
Si pecar de revoltosa ¿no sería una excelente medida de presión, retirar todos nuestro dinero de sus bancos? Quizá así podríamos hacerles ver algo que el sistema capitalista tiene de bueno y que sistemáticamente lo olvidamos: el cliente tiene el poder.

sábado, 2 de abril de 2011

Oportunidades para todos

Se habla mucho de las razones para la emigración de las pequeñas comunidades a las ciudades, la mas nombrada es la falta de oportunidades. Es cierto.
En el caso de los poblados que son casi rancherías, donde para conseguir una cubeta de agua hay que caminar tres kilómetros y la escuela es un cuarto donde se mezclan niños desde los 6 hasta 15 años, generalmente con profesores que están ahí a la fuerza y esperando cualquier pretexto para salir corriendo, esta falta de oportunidades es cierta; pero hablemos de las no tan pequeñas comunidades, de esos pueblos donde hay servicios y uno puede crecer ahí hasta la adolescencia y tal vez emigrar para estudiar una carrera universitaria, enfoquémonos en esos seres privilegiados que pueden vivir con cierto grado de comodidad ¿que pasa con ellos? La mayoría terminan la secundaria, con suerte la preparatoria en su pueblo y lo primero que piensan es en salir de él ¿porque? El mismo argumento: "no hay oportunidades de desarrollo" "te quedas a hacerte viejo en este pueblo aburrido" "¿a que me voy a dedicar aquí?"
Estas respuestas son clásicas en nuestra sociedad (y no me refiero a la mexicana, sino a la creada por el sistema, creo que es aplicable a cualquier país inmerso en el imperialismo) porque tenemos una idea común y muy clara de lo que significa superarse: tener; bombardeados hasta el absurdo de publicidad donde nos dicen sistemáticamente que hay que tener un auto moderno, que no debemos perdernos los estrenos hollywodenses, que triunfar en la vida es tener casa con jardín y dos perros, que si no vas a los mejores antros estás fuera de la modernidad y que lo mejor que puede pasarte en la vida es usar traje y corbata (las mujeres traje sastre y tacones) para trabajar en una compañía enorme y de prestigio ¿que podemos esperar?
Esta sociedad ha reemplazado valores antigüos, algunos francamente detestables pero muchos otros, considero yo, básicos para la superviviencia armoniosa, a fin de cuentas se supone que esa es la meta original de la creación de una sociedad: la armonía, la paz, la tranquilidad y cooperación entre sus miembros para vivir bien. Ahora los valores tienen mas que ver con poseer, sobre todo lo que la publicidad nos dicta necesarios para ser "feliz".
Esos seres que emigran de sus pueblos que mencionaba yo arriba, van tras el sueño de El Dorado, creyendo que verdaderamente encontrarán la felicidad y satisfacción en un mundo lleno de "oportunidades" y ni por error piensan en regresar a sus pueblos de origen porque allá no van a encontrar todo ese modernismo que los deslumbra de las ciudades y sin darse cuenta, ingresan al enorme ejército de relegados, de pobretones (valga la palabra), de "nacos" con aspiraciones; crean un sincretismo entre sus costumbres de pueblo y las que tratan de adoptar de las ciudades que terminan en una revoltura de actitudes, comportamientos y estilos de vida que los marcan como parias sin que se den cuenta siquiera. La mayoría de ellos terminarán de empleados en tiendas de autoservicio, mensajeros, repartidores, choferes; con jornadas asesinas de trabajo, recorriendo distancias absurdas todos los días porque sus ínfimos salarios no alcanzarán para vivir en la ciudad propiamente, sino en las zonas conurbadas, mas baratas y a dos horas de camino de sus lugares de trabajo. Eso si, con "paguitos" en Elektra se comprarán una pantalla plana, un x-box, un refrigerador que no cabe en su cocina (si es que tienen cocina) y un celular que hace todo lo que antes hacían 10 aparatos, por supuesto los intereses de los paguitos les importarán dos veces el valor de lo comprado y la pantalla servirá para ver el juego del domingo porque entre semana ni tiempo para ver televisión pero todo sea por ser parte de la "sociedad", esa misma que los desprecia y se burla de ellos.
Esta forma de vida (si es que vida podemos llamarle) será la suya hasta el final de sus días porque no conocen otra y porque cualquier cosa es preferible a volver a sus pueblos; ahí está el quid del asunto; a esos seres nadie les enseñó que la felicidad no es acumular cosas, no es tener el último lanzamiento de Telcel e ir a los estrenos de cine de verano, no se dan cuenta que en realidad no son felices porque viven endeudados, angustiados, cansados, sin tiempo ni ganas de reflexionar en lo que están viviendo, sin enterarse nunca del enorme placer que significa leer, observar la naturaleza, acariciar un perro que te mira con ojos de enamorado, escuchar con atención un buen disco o sentarse a pensar exclusivamente. Esta sociedad les ha atrofiado la curiosidad, la reflexión; les ha vendido la idea de que hay que comprar para ser feliz y que en las ciudades encontrarán todo lo que buscan (y que buscan lo que la publicidad les dice que hay que buscar)
¿No sería maravilloso que toda esa gente volviera a sus pueblos a compartir lo que aprendieron? ¿No sería un gran paso que pudieran aprender que la felicidad no está en poseer sino en disfrutar? Puedes ser feliz en un pueblo pequeño, siempre y cuando aprendamos que está en nosotros y no en lo que tenemos poder despertar todos los días con ganas de iniciar la jornada, que las cosas no nos hacen sentirnos bien mas que en la medida en que podemos disfrutar de ellas con todos nuestros sentidos.
Claro que no hay oportunidades para todos, pero las que hay debemos saber aprovecharlas y entender que oportunidad de superarse no es sinónimo de comprar y poseer.

viernes, 1 de abril de 2011

Niños del Narco

Hoy leí un artículo que nuestra amiga Guadalupe Lizárraga nos compartió acerca de los "niños del narco"... verdaderamente espeluznante. Habla de la cantidad de niños abandonados, sin recursos, huérfanos, de familias rotas o ausentes, en fin, niños con ínfimas posibilidades de supervivencia en un mundo que cada vez se nos antoja mas apocalíptico.
El artículo en cuestión me hizo reflexionar en algunas cosas. Por un lado, están esos niños de casi nulos recursos económicos, niños criados dentro de familias ausentes, la mayor parte de las veces porque los salarios son tan reducidos que se tienen que trabajar jornadas larguísimas, recorriendo tremendas distancias para llegar de sus casas a los lugares de trabajo; los padres llegan tan cansados que pocas veces tienen el ánimo de enterarse que pasó en el día de sus hijos. En otros casos es simple y llano descuido, niños que quizá no debieron nacer porque sus padres no estaban preparados para asumir la responsabilidad de educarlos, cuidarlos, soportarlos en todos los sentidos pero que dentro de nuestra sociedad son necesarios porque las parejas "deben" tener hijos o porque muchos jóvenes no tienen ni la menor idea de como se produce un embarazo y menos como evitarlo: no olvidemos que una buena parte de la población en nuestro país tiene una instrucción por debajo del 4to grado de primaria, además de tabúes, creencias religiosas y moral barata que impiden que se tenga una educación reproductiva adecuada.
Por otro lado, están todos los huérfanos que la supuesta guerra contra el narco ha producido en los últimos años, niños que de plano no tienen "ni perro que les ladre".
Así, estos niños crecen como la hierba, sin cuidados, sin atenciones, sin educación (que no es lo mismo que instrucción), rodeados por un mundo donde la fuerza es el único valor, el dominio a través del miedo lo cotidiano y la violencia la forma mas sencilla de expresar estas características. Estos son los niños del narco, esta es la carne de cañón que ese gran poder usa y descarta de la misma manera que en los siglos XVIII y XIX hacía con los niños en fábricas y talleres: había tantos en esas condiciones que resultaba mas rentable comprarlos y explotarlos hasta la muerte, al fin nadie iba a reclamar.
Claro que también están los otros niños del narco que nadie menciona: los hijos de los capos; niños en escuelas caras, con todos los recursos económicos del mundo y la convicción de que su palabra y sus deseos es lo único que vale; niños criados para ser los próximos dirigentes de sus "empresas" con los mismos valores y calidad moral que aquellos que se reclutan en las calles para los trabajos mas sucios; la única diferencia entre ambos es que cuando se tiró la moneda de la suerte les tocó la otra cara.
Entonces nos damos cuenta que el real problema es ese: la falta de valores, respeto, educación y decencia; el hecho de que alguien tenga la fortuna de nacer entre pañales de seda no le da mayor calidad moral pero los condenados son los otros, los pobretones que traen las armas, los que no saben apenas leer, sobre ellos toda la fuerza de la ley, contra ellos descargamos nuestro coraje y cuando los condenan o mueren en balaceras decimos "un delincuente menos" sin detenernos a pensar que aquel que le paga como matón, él dueño del dinero es un delincuente igual o peor y tras él nadie va a ir, contra él no nos pondremos por la simple razón de que no sostiene el arma: paga para que alguien mas lo haga.
Esta crisis de valores, donde tener cosas es el único objetivo, donde vales lo que tienes ("eres lo que manejas" reza una campaña publicitaria) es la que nos lleva a que cada vez haya mas gente dispuesta a todo por unas monedas (literal, hay lugares donde les pagan mil pesos por matar a alguien) porque eso es lo que hemos llegado a valer.