sábado, 22 de octubre de 2011

Juventud: ¿idealismo y revolución?

Se dice que la juventud es la etapa de la vida de los sueños, los ideales, las esperanzas; es la época en que todo nos es posible, donde no hay límites a nuestras posibilidades, cuando estamos dispuestos a todo por lograr lo que queremos. Desafiamos a la autoridad porque nos coarta, desobedecemos las reglas que son decadentes y alienantes, no medimos consecuencias porque el futuro es algo muy lejano e intangible. Al menos esa fue la juventud que yo conocí.
En todos los movimientos sociales, revoluciones, cambios dramáticos, nuevas ideologías, los jóvenes han sido los principales promotores y ejecutores, ahi tenemos a los hippies, los rockeros de los 60's, las juventudes hitlerianas, los ecologistas, los pacifistas, los sionistas. Todos estos movimientos (sin catalogar de buenos o malos, simplemente trascendentales en la historia de la humanidad) se llevaron a cabo gracias a la fuerza de la juventud, a su capacidad de cambio, a su rebeldía, ellos marcaron la diferencia.
Hoy volteo a ver a los nuestros, a la juventud del siglo XXI y me sorprende. Hoy los jóvenes ya no son la masa revolucionaria que siempre ha sido, hoy los jóvenes están mediatizados para alimentar el sistema para conservarlo, hoy se ve en las escuelas gente que va a sus clases, que estudia y trabaja para ser "alguien en la vida", chicos que desde adolescentes trabajaron en Mac Donalds en Starbucks o cualquiera de esas cadenas para integrarse lo mas pronto posible al sistema y que recelan de los pocos que aún tienen sueños, que quieren cambiar al mundo (intención siempre relacionada a la juventud), que cuestionan al sistema.
Quizá se deba a que no hay contra que rebelarse, en esta época los padres autoritarios son los menos, la desconfianza al cabello largo en los hombres o los aretes por todo el cuerpo es mínima; lo malo es que llegamos al extremo y ahora la autoridad casi ha desaparecido por lo que no hay contra quien levantarse. Por otro lado, los jóvenes de hoy han sido educados por la televisión quien les dice que para ser feliz hay que tener, hay que parecer, desde pequeños los modelos a seguir son las estrellas de cine con autos lujosos y sobredosis; los políticos millonarios que venden a su gente por mas poder, los empresarios exitosos que matan de hambre a sus empleados; la imagen de chico que deja la universidad por irse a un pueblo pesquero se antoja ridícula a los mismos chicos de su edad, el sueño cursi de tener una familia feliz en una casita fue reemplazado por el de tener una familia rica. Que los adultos veamos las cosas desde una óptica pragmática y materialista es quizá hasta normal porque ya pasamos por la etapa de los sueños y tenemos que ocuparnos de las necesidades de nuestros dependientes pero ¿los jóvenes? ¿que pasó con ellos que a sus 18 años ya piensan como si tuvieran 40? ¿donde están sus padres? Claro, muchos pensarán que es bueno que desde chicos sepan que les espera en la vida, que sean gente responsable y trabajadora pero al igual que con el tema de autoridad nos hemos ido al otro extremo y matamos sus sueños antes de que siquiera los tengan, nos sentimos orgullosos de un adolescente que trabaja en una cadena de tiendas por un sueldo miserable porque está aprendiendo a ser adulto, a ser independiente pero lo que no vemos es que en realidad lo que está aprendiendo es que lo normal es ser explotado, que ganar dinero es mas importante que disfrutarlo. Esos son los jóvenes que estamos formando.
Como adultos tenemos que ir mas allá, es importante que un joven tenga sueños, ideales, principios porque de ellos saldrá el adulto de mañana; es importante que un joven viva sus decepciones y engaños, que luche por lo que cree por lo que considera importante antes de meterse en el laberinto del sistema, que sus ideales tengan que ver con la justicia, el bien común, la sociedad y no con acumular objetos, ser poderoso y ganar dinero.
Este artículo va dedicado a mi madre que me dio el tema y que en su momento hizo su parte para que sus hijos fueran en su momento jóvenes con ideales.

sábado, 15 de octubre de 2011

Mujeres de Ojos Grandes (reseña)

Hace tiempo que no tocamos temas de literatura, así que hoy dedico el artículo a una escritora que me agrada: Ángeles Mastretta.
La obra de Ángeles Mastretta versa principalmente sobre la mujer y su posición en la sociedad. Este libro es una serie de pequeños relatos de mujeres en diferentes posiciones en la vida: casada, soltera, "quedada", amante, hija, empresaria, ama de casa, madre, anciana; todas ellas con una historia quizá común y hasta anodina, pero la autora nos lleva al fondo de cada una de ellas, nos hace sentir que las conocemos (y seguramente todos tenemos una tía Leonor o Martha) y muchas veces nos identificamos. Las mujeres de estos cuentos nos dejan ver facetas ocultas, pensamientos inimaginables, razones para lo mas extraño.
La autora, poblana nacida en 1949 nos da la visión del mundo desde la óptica de mujeres comunes. En lo personal le reconozco una agudeza notable, así como el valor para escribir de la manera en que lo hace proviniendo de una sociedad conservadora y reaccionaria, este entorno es probablemente el que le dio el material ya que si hay una sociedad donde la mujer es extremadamente conservadora es la poblana. Las mujeres de estas historias a veces son rebeldes a su sino, otras parecieran conformarse pero en el fondo se cuestionan su papel asignado, unas mas aceptan su vida y se adaptan.
Quizá la obra mas conocida de Ángeles Mastretta es "Arráncame la Vida" que hasta al cine fue llevada, pero a mi me gustan mas sus cuentos, donde revela mil y un detalles de nuestra sociedad porque si bien en algunas partes se ha dado un poco mas de evolución, al final la mayoría de la gente sigue viviendo en los 40's en cuanto a prejuicios (al menos en México).
Un libro altamente recomendable, de escritura ligera para llevarnos a un fondo no tan ligero en el que veremos retratada frecuentemente a nuestra familia, amistades y simples conocidos.
Felices letras

sábado, 8 de octubre de 2011

En manos de la tecnología

Ahora que estamos lamentando la muerte de Steve Jobs, se me ocurre hacer un poco de memoria y análisis de lo que la tecnología significa para nuestra sociedad. De acuerdo a la RAE la tecnología se define como "el conjunto de teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico", de manera que casi cualquier cosa puede serlo, desde las sumas y restas para saber de cuanto será la cuenta del supermercado hasta la telefonía satelital.

Hubo una época, donde la tecnología estaba al alcance de cualquiera así como su compresión, uno tenía aparatos en su casa de los que entendía perfectamente el funcionamiento y en muchos casos hasta podíamos repararlos sin recurrir al especialista: la plancha, el automóvil, la máquina de escribir, eran artículos que con un desarmador, alambre y pinzas funcionaban de nuevo. Esto ha cambiado tan radicalmente que no hay aparato en casa que podamos componer, si se descompone el auto, abrimos el cofre, lo miramos, lo cerramos y le llamamos al seguro (desde el celular por supuesto), si el lector de cd no lee, ni siquiera lo abrimos porque además de que casi todos están sellados, no tenemos idea de lo que tiene adentro, el celular ni siquiera sabemos como se abre.

En la época del desarmador y el alambre todo era mas sencillo en todos los sentidos, desde los aparatos cotidianos hasta la misma sociedad, un chico salía de fiesta a casa de otro, a determinada hora llamaba a sus padres desde el teléfono de la casa y en 15 minutos estaban por él, las tareas se podían hacer en la biblioteca para consultar muchos libros sin comprarlos, la estufa se utilizaba todos los días y si el auto se descomponía, caminaba uno hasta el teléfono público y pedía una grua.
Hoy las cosas son mas complicadas, aunque parecen mas sencillas: los chicos tienen celular pero no llaman a sus padres porque no tienen saldo o batería, las bibliotecas cada vez son menos visitadas (a menos que tengan computadoras con internet) porque desde casa encontramos toda la información para la tarea en la web y la estufa es decorativa porque el microondas resuelve desde el café hasta un pastel. Junto con todas estas bondades surgieron cientos de especialistas en reparaciones porque los aparatos son tan complejos que el señor que arregla las televisiones no puede arreglar una pantalla lcd y el que arregla el reproductor de DVD no tiene idea de como funciona un blu-ray, eso en el caso de que se reparen porque en ocasiones es mas barato comprar otro que reparar el descompuesto.
Entonces los grandes avances tecnológicos han traído consecuencias de todos tamaños, cierto es que no hay nada mas cómodo que llamar por teléfono desde tu auto y sin tocar el aparato mientras estás atorado en el tráfico (otra de las aportaciones de nuestra época) o rentar una película desde casa sin siquiera quitarte la pijama pero esto también nos provoca otras situaciones: como no tengo que salir por el libro o la película no tengo necesidad de convivir con nadie, como el teléfono guarda los números no me se ni el de mi casa, como es mas barato comprar un nuevo DVD que repararlo produzco el doble de basura. Todo esto sin considerar que el avance en algunos temas es tal que en muchas ocasiones aún no terminamos de pagar uno que compramos a crédito y ya salió la siguiente generación, haciendo obsoleto el que tenemos, provocando así una carrera sin fin en la que gastamos cantidades sorprendentes de dinero y desechamos objetos como si fuera una meta.
Aún nos hace falta encontrar el equilibrio en este asunto, los objetos deben tener periodos de vida razonables, no se trata de irnos a la tumba con nuestro primer celular ni tener un auto al que le celebremos sus bodas de oro, pero tampoco podemos vivir cambiando aparatos, corriendo detrás de cada avance, de cada novedad ni mucho menos vivir en la dependencia total que nos han creado estos objetos porque somos capaces de regresar 20 km si olvidamos el celular, sin una conexión a internet nos sentimos perdidos y no somos capaces de sacar el 10% a 100 sin una calculadora.
Los objetos deben ser para facilitarnos la vida y no para hacernos vivir en la angustia por no tener la última generación o por no llevarlos con nosotros hasta a un retiro.
Agradecimientos a Brizno "El Fantasma Negro" por sugerir este tema.

domingo, 2 de octubre de 2011

Familia en el siglo XXI

Una de las instituciones básicas en nuestra cultura es la familia, en ella se apoyan fuertemente casi todos los valores ideales: el amor, la solidaridad, la confianza, la honestidad y los principios. En teoría en la familia es donde se aprenden y practican todos ellos para después salir valientemente al mundo y usarlos para vivir en sociedad. Al menos esa es la idea fundamental de formar una; en la práctica las cosas son un poco diferentes según hemos observado.
Empezando porque a nadie le dan un curso de como llevar una familia, de manera que lo hacemos basándonos principalmente en dos cosas: los ejemplos (la familia de la que provenimos y las que observamos) y la propaganda. Estos dos puntos son la base de nuestra nueva familia. En un mundo ideal, los padres se ocuparán de satisfacer las necesidades de los hijos en cuanto a vestido, alimentación, diversión, instrucción y educación; los hijos por su parte cumplirán con las tareas encomendadas: estudiar, ayudar en casa, obedecer, respetar, aprender. Mas o menos así funciona el asunto, pero en estos puntos se olvida uno muy importante: la comunicación. Muchos padres consideran que satisfacer esas necesidades (de manera apenas suficiente u holgadamente) es lo que les toca hacer y con ello cumplen su trabajo, eso es lo que aprenden los hijos que de igual manera harán su parte y hasta ahí. Eso no es una familia, es un grupo de gente que vive en la misma casa.
Hay padres que consideran que compartir asuntos del trabajo no es necesario, ni siquiera deseable, así que si tienen mil problemas en él, están a punto de ser despedidos o el sueldo apenas da para pagar los gastos no es asunto de su familia y lo mantienen reservado para si mismos; por otro lado, los asuntos de los hijos son pequeñeces que no merecen atención, el saber como le va a un niño en la escuela, quienes son sus amigos o si le quitan el almuerzo diario no es tema de conversación. Además de esto, hay mil temas que se consideran tabú y de estos tampoco se hablará como son las relaciones sexuales entre adolescentes, el alcohol o la droga y si se tocan será sólo para condenarlos. Bajo este esquema, un adolescente nunca compartirá sus inquietudes o deseos al respecto con sus padres porque de antemano sabrá que será rechazado, se quedará con sus dudas y sólo las compartirá con otros adolescentes que están tan ignorantes como él.
Como es de esperarse, el adolescente que muere de curiosidad y rebosa soberbia (los adolescentes todo lo saben, los adultos no entienden nada) beberá como cosaco sin tener la menor idea de como evitar embriagarse, fumará mariguana sin saber los efectos que puede tener y creerá que la protección en las relaciones sexuales no son tan importantes. Claro que habrá muchos que no hagan nada de esto pero la mayoría se abstendrá por miedo a un regaño mas que por convencimiento; los deseos y curiosidad son inherentes a la adolescencia.
Los padres que se erigen en modelos de virtud, ejemplo de rectitud y fuente de toda moral para sus hijos se encuentran en una incapacidad de comunicación tremenda ante ellos ya que no es posible explicarle a un jovencito como beber sin embriagarse sin confesar antes que lo han hecho. Otros padres pretenden pasar ante los hijos como rocas a quienes nadie fractura y que son la base y cobijo de la familia; así un padre sin debilidades es ajeno al mundo de un hijo, nunca entenderá las de él. También existen los padres que no tienen tiempo para tonterías, que están muy ocupados con sus asuntos o muy cansados para los de los hijos, los cuales son degradados hasta hacerlos parecer poco mas que una picadura de mosco; un hijo de estos padres jamás se sentirá con ganas de contarle a sus padres que su mejor amigo se cambia de ciudad porque es una pequeñez comparada con las grandes preocupaciones de sus padres.
La familia de este siglo se caracteriza por una gran falta de comunicación, los miembros de ella son extraños entre sí, gente que comparte la comida o la cena y un par de horas frente a la TV (en el mejor de los casos, hay casas donde cada quien tiene una en su recámara), que en el trayecto a la escuela escucharán las noticias (los padres deben estar informados) y los fines de semana quizá vayan al cine juntos. Hace 60 años los padres eran igual o mas distantes que los de ahora, después, en los 70's y 80's los que tuvieron esos padres quisieron cambiar el asunto y tuvieron mas cercanía con sus hijos, hubo mas conversaciones y mas compañerismo pero en este momento, parece que hemos vuelto atrás en la educación y una vez mas los padres se convierten en proveedores que no conocen a los niños que viven en sus casas y que se sorprenden cuando su pequeño es detenido por conducir en estado de ebriedad o tiene un embarazo de 6 meses a los 15 años.
La comunicación, la confianza, la honestidad, son indispensables para una familia, en ella es donde se aprende de límites y posibilidades; los padres deben dar apoyo a sus hijos y no se trata de mantenerlos sino de formarlos como personas sanas y pensantes ¿quien mejor que un padre para enseñarle a un hijo sus propios límites? ¿quien mas que un padre será incondicional para su hijo pese a los errores que cometa? Los padres deben despojarse del hábito de perfectos e intocables, mientras mas humanos son, mas comprensibles son para sus hijos; es imposible amar a un ser en un altar, inalcanzable en su perfección, pero a una persona con debilidades y errores se le ama con facilidad; si un hijo ve en sus padres a un ser humano que se equivoca y aprende de sus errores se sentirá con la confianza de hablar de los propios sin sentirse condenado y tendrá muchas mas posibilidades de enmendarlos.