Todos tenemos al menos un amigo de "toda la vida", alguien que conocimos en la infancia o adolescencia y con quien continuamos en contacto siendo adultos, a veces intimamente, a veces de manera superficial. También creamos amistades en la vida adulta y conforme vamos envejeciendo estas se disminuyen hasta que es casi imposible lograrlas ¿A que se debe esto?
Empezando porque de niños no tenemos prejuicios, aceptamos a cualquiera que nos agrade mínimamente, no tenemos la menor idea de lo que las clases sociales significan, aún no tenemos formado un criterio ni ideología, la religión es algo intangible que no tiene nada que ver con nuestra vida diaria y las cosas son muy sencillas. A medida que avanzamos en la vida estas nociones se arraigan y empezamos a hacer diferencias y juicios antes de tratar a la gente, las ideologías toman forma mas o menos al mismo tiempo que los prejuicios. Esto puede estar a favor o en contra de nosotros ya que si bien buscamos la afinidad en ideas y creencias, también nos dejamos llevar por nociones preconcebidas de lo que debe ser una persona agradable según nuestros parámetros, así establecemos filtros pero también barreras.
Volviendo a los amigos de la infancia, muchos de ellos lo siguen siendo por costumbre ya que al ir definiendo nuestra posición en la vida a veces tomamos caminos que se alejan y llega un momento en que esa amistad está sólo sostenida por los recuerdos en común. En otros casos tomamos caminos similares y el lazo se refuerza.
En el tema de las amistades creadas en la edad adulta, si bien es mas difícil lograrlas suelen ser mas firmes y duraderas, pero hay otros casos en donde terminan con la misma facilidad con que iniciaron ¿porque? Generalmente es porque pasa lo mismo que en las relaciones de pareja: fingimos ser lo que no somos con tal de agradar además de la intolerancia que vamos acumulando con los años. Así si somos judíos y descubrimos que un amigo reciente es mormón nos apartamos, si somos provida y nos enteramos que una amiga se practicó un aborto la rechazamos, si somos de derecha le ponemos tache al de izquierda y mas ejemplos de ese tipo, cayendo en prejuicios y valores absurdos, basando nuestras decisiones en una pequeña parte de lo que un ser humano es.
Por otro lado, tendemos a confundir las situaciones y llamar amigo a un conocido del que no sabemos mucho corriendo el riesgo de que al descubrir su personalidad nos decepcionemos y nos sentimos traicionados cuando en realidad siempre fue así pero no lo sabíamos. En este caso tendemos a magnificar la situación y le atribuimos toda clase de sentimientos bajos y acciones reprobables (para nosotros), resultando ya no en un conocido que no nos agradó al final sino en un enemigo mortal.
Es importante la cautela en las relaciones de cualquier tipo, mas en esta época donde la comunicación virtual es lo normal y donde se hacen muchos "amigos" de los que sólo conocemos una pequeña parte de ellos, pero esta precaución debe estar bien balanceada con la tolerancia y el respeto ya que evidentemente no vamos a coincidir en toda la ideología con alguien pero muchas veces los pequeños puntos de coincidencia son suficientes para tejer una amistad en cierto nivel. No debemos cerrarnos a unas pocas ideas para hacer amistades pero tampoco debemos exagerar en los resultados de esa búsqueda.
Las relaciones de cualquier tipo deben ser tomadas con madurez, analizadas con cuidado y sobre todo, hacer caso a nuestros instintos aunque suene medio esotérico ya que el subconsciente nos manda señales al iniciar una relación y tenemos que estar alerta a ellas para no caer después en resultados desalentadores y hasta dolorosos.
Conociendo a las personas, aunque jamás en tu vida las hayas visto o no tengas ninguna posibilidad de verlas, sabes que son amistades valiosas.
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