lunes, 1 de abril de 2019

Acoso y denuncias

Siendo el tema del momento y dado que estamos viviendo otra etapa en la manera de comunicarnos, el tema de acoso se vuelve muy difícil de abordar.
Mucho se ha hablado de denunciar en las instancias correspondientes, que hay que ir con las autoridades, que hay que exhibir pruebas. Suena correcto y justo, en casi cualquier delito debe funcionar así, pero dejando de lado el asunto de que la mayoría de los delitos quedan impunes porque las pruebas no son suficientes, porque hubo un error en la presentación de ellas, por negligencia de las autoridades, por falta de capacitación y hasta por miedo, en el caso de los delitos de índole sexual, la cosa se pone mas difícil.

Lo vemos diario, en todos los casos de violación, acoso y hasta asesinato:

¿Qué hacía entre puros hombres?
¿Por qué andaba a esas horas sola?
¿Para qué se viste así?
La víctima siempre es cuestionada, juzgada, descalificada. Los chistes a sus costillas no se hacen esperar.



Y eso en el caso de violaciones y asesinatos, en el caso del acoso, el asunto se pone mas escabroso aún. Peor, las mujeres nos culpabilizamos:
¿Me visto muy provocativa?

¿Qué le dije para que piense que quiero algo con él?
¿Qué hice para que entendiera eso?
¿Soy muy coqueta?
Si nosotras mismas dudamos, nos cuestionamos ¿Cómo esperar que alguien mas nos crea? ¿Cómo nos vamos a atrever a denunciar si nos sentimos culpables? ¿Qué voy a denunciar? ¿Qué el tipo me mira como un hambriento mira un bistec? ¿Qué me acarició el cabello como al descuido? ¿Qué me invita a comer diario aunque lo rechace? ¿Qué su sola presencia me hace sentir incomodidad? ¿Cómo pruebas todo o algo de eso?

Porque siempre dirán, la mayoría, "exageras", "sólo está siendo amable", "te quiere conquistar, le gustas", "lo provocas".
También están aquellos que tienen la solución: "ponle un hasta aquí", "se firme, mándalo al diablo", "tu se lo permites, no te dejes", "yo en tu lugar..." pero ¿qué creen? no están en su lugar, no lo están viviendo, no sienten esa vulnerabilidad, ese miedo.

Estoy dejando de lado el tema de los denunciados, de los linchados (con o sin razón) porque no es el asunto en esta entrada (de eso hablaremos en otro momento), en esta reflexión trato de explicar la problemática de la denuncia, las dificultades que se enfrentan sólo de aceptar que estás siendo víctima de acoso y sobre todo, que no es culpa del acosado (la gran mayoría, mujeres, no lo podemos negar) y que si queremos que las cosas se hagan por la vía legal, se debe encontrar otra manera de tratar los delitos de índole sexual porque las opciones que hay hoy, han demostrado no servir para nada.